jueves, 2 de septiembre de 2010

Lluvia en la clepsidra

Lluvia al amanecer
Acrílica sobre cartulina
28 x 10.7 centímetros.

Perdió la hortensia su simulación sobre la tierra del prado,
bajo una cúpula ya no viridina, ahora negro amarillenta.

Un sol quemante sobre el muro inrrumpe en el sueño apacible del gato,
y, bajo el mascarón, los surcos opacos esconden las canciones
aprehendidas en la entraña
de la arboleda, en donde alguna vez -hace tanto-
brotó de la garganta oprimida un anhelo,
la manifestación desarraigada al "Yo": soledad dividida en dos.

Cargo en el alma -¿figura fantasmal?-
los macetones y macetas,
relicario para todos aquellos compañeros animales
que pulsan con su ausencia el presente;
aún reprocho al tráfago ajeno
la muerte de tres amapolas coloridas,
el ausente frescor en donde fuera mi río
(los lirios, las libélulas, los mosquitos, los sapos...),
el aroma de las huertas silenciadas con ruidos pestilentes
y el descuido oculto bajo una plancha de concreto.

Las nubes ya no escudan osos, perros, elefantes, barcos, ni gigantes,
los borregos jalonados abandonan su descanso para ser penuria pasajera
sobre otra angustia latente.

De la ventana con descanso de cantera, herrada (hoy tapiada),
no brota el trino del gorrión, de los tzentzontles, del cardenal,
de la calandria...
ni al aire bate el peligro en forma de halconcillo
(demonio indiferente ante el terror de las palomas).

Ya los helechos no sueltan con el viento sus hojas oro viejo
-mustia verdad- ni está en tu casa la alargada y gruesa
poza de barro cocido
para el agua fresca traída sobre un sediento burro madrugante
que anticipara la hora de la leche, el reclamo metálico desde
la alta torre,
antes del ocio callejero de los juegos reinventados,
de la verdad ruborosa, del estremecimiento incontrolable.
Declinará el sol -otra vez- sobre lo que fuera una laguna,
en la plancha del progreso buena para nada
con su doble olvido y basura reciente.

Buscaba sobre el tallo el ángulo adecuado para nimbarlo
con el cuerpo de mi estrella;
para contrariarme, la luna eclipsa al conejo tras el puente,
las nubes rasgadas huyen hacia el sur
 y la bruma esquilma toso asomo de razón.

II

Una hoz algodonada tendida hacia el horizonte azul
y en aquellos labios prietos con caliche ancestral
reverbera la melodía átona, primigenia,
pautada con golpes flamígeros de espada
punzante en el vientre, en la historia ascendente.

Peces con aletas tornasol, alas radiantes (para la transfiguración),
verde agitado por el viento para alcanzar el cielo,
rompido abandonado, alisado con vientos, yunque del sol
inclemente,
dejadencia marchita sin la voz resucitadora,
eco escondido en vaguadas, encadenado a las cuevas,
agotado en cañadas.
Un ala negra de cuervo recorta el cielo azul Goitia.

Latido para llevar el torrente de pasados
y prefigurar el porvenir,
luminaria cupular para crear el caos
y procurar su cosmos.
Verbo embotellado radiante en los anaqueles iluminados,
vientre desértico veteado en surcos anhelantes.

Tu nombre cercano (no buscado) es: "sólo un poco",
matriz bruñida, rocosa, imposible al arado,
pesada -raya de ahuehuete- pendula del amanecer
a la noche del olvido:
aceituna oliva, aroma y sabor a tierra fértil, fuerte,
noble, martillada de sol
hermanada a los campos de arracadas gordas por el jugo sacro
y la morera del gusano.

La infancia regresa con aroma a hombrecito de mazapán,
contiene un nombre con vocal cambiada y su consonante nueva
es sólo semejanza.

Desde lo alto, un reguero de nubes grises
miran los huesos blanquecidos del rumiante
y un aire de frescura -¡a buena hora!- besa el testuz
descarnado por el sol;
tarde de la alondra y sabor a cacahuate.

Lluvia al atardecer
Acrílica sobre cartulina
28 x 10.7 centímetros.

(Publicados en el periódico "MiAmbiente" números 761 y 762)

viernes, 18 de junio de 2010

El abuelo
Resina sobre papel
Lamento
Resina sobre papel

martes, 6 de abril de 2010

Orgullo nacional
Óleo sobre tela
50 x 40 centímetros.

Al inicio de una de las santas preocupaciones para imponer la razón, solicitaron a un alto mando de las fuerzas armadas su opinión respecto a la reciente quema de una bandera de su nación por inconformes del país invadido:
-"No importa, tenemos muchas".,
respondió el condecorado representante.
Soledad
Óleo sobre tela
60 x 40 centímetros.

martes, 2 de marzo de 2010

Hirohima
Acrílica sobre cartulina
55.3 x 35.1 centímetros.
Canotaje
Acrílica sobre cartulina
53 x 33 centímetros.

jueves, 4 de febrero de 2010

Regata
Acrílica sobre catulina
21.5 x 28 centímetros.
Acrílica sobre corrugado
"No pasa nada"
Óleo sobre tela
40 x 50 centímetros.
Norte
Óleo sobre masonite
40 x 30 centímetros.
Estrella marina
Acrílica sobre cartulina
     28 x 21.5 centímetros.    
                         
                                                                            
Oleaje
Acrílica sobre cartulina
28 x 21.5 centímetros.
El clamor del mar
Vinílica sobre cartulina
62.2 x 20.1 centímetros.
Isla de gaviotas
Vinílica sobre cartulina
62.2 x 20.1 centímetros.

Norte
Acrílica sobre corrugado
58.5 x 26.9 centímetros.
Desde el Calvario
Vinílica sobre cartulina
62.2 x 20.1 centímetros.

El puente de Lagos
Vinílica sobre cartón
28 x 21.5 centímetros .

De cantera rosa.

Dirijase a donde sea, la vista encuentra el rosa: del blanquecino, la gradación sube al rojo apasible mezclado con las variaciones grisáseas o azulinas; enriquecido matiz en la belleza de la materia empleada en bruto o labrada. Multiplicidad forjada a paciencia, experiencia acumulada por generaciones de picapedreros.
Cualesquiera de los deseos estéticos encuentra cercana satisfacción. Por el lado oriente, el neoclásico contrasta con el céntrico barroco llevado a un tímido churriguera hacia el poniente, sin faltar el frío románico reinante en las construcciones oficiales, para rematar -al norte- sobre tres plataformas escalonadas para una menuda réplica del Vaticano.
Pórtico, azotehuelas... las fuentes interiores reflejan los ventanales verticales de gran tamaño guarnecidos con herrería, donde al cobijo de sus rígidos brazos, cuerpos infantíles penden de las hornacinas y las arcadas son el soporte para abigarrados y variados racimos.
Las columnas y muros en las grandes casonas poseen la gracia encarnada, prisionera, nacida de piedra.

-oo-

Hacia levante, cuatro ojos de arco cerrados por "la venida" bullen con los destellos del cieno, cauce donde la vida es constante devenir; transportada la vista en el eterno próximo y distante, en él todo es contínuo eternizarse en lo efímero. Los retazos del puente puestos en el espejo de las ondas turbulentas suavizan su tránsito por la ribera y posan su diluída imagen en el extremo del ocultamiento entre las huertas y parterres.
Lejanos, los azulados montes soportan el peso de una nube tostada por el atardecer, su vientre dorado adopta rápidamente el anaranjado rojizo transtornado por un gris violáceo y, tras ella, una franja luminosa separa la cúpula azul del segueteado perfil terrestre.
Instante no pereneciente a la tarde y por llegar la noche, cuando los colores son nítidos, ausente el engaño del excesivo fulgor o la oscuridad total y que en la lejanía del tiempo y el espacio recrea un espacio con ausencias.

viernes, 22 de enero de 2010

Sátiro en su bosque de cristal
Óleo sobre tela
50 x 60 centímetros.
Sembrador
Óleo sobre tela
50 x 80 centímetros.
Horizonte encadenado
Óleo sobre tela
60 x 50 centímetros.
La primera pregunta
Automotiva y óleo sobre tela
60 x 40 centímetros.
(Colección: Carlos Girón)

¿Dónde estás?
Óleo sobre cartón
15 x 50.5 centímetros.
Ofrenda
Óleo sobre cartón
27.3 x 51 centímetros.
Déjenlos entrar
Óleo sobre tela
50 x 40 centímetros.

Un gigante en el cielo
Óleo sobre tela
40 x 50 centímetros.


Vigía
Óleo sobre tela
40 x 60 centímetros.

Nuestro compañero Víctor Manuel López Wario ilustra la portada de esta edición con "Vigía", representación de la diosa Minerva bajo la alegoría del búho, símbolo de la sabiduría necesaria para vaticinar los acontecimientos, preferentemente funestos.
El autor lo eligió para dramatizar la subsistencia de este noctámbulo, considerado maléfico, recreado en los vampiros de Transilvania llamados "estriges" porque, según las consejas locales, el personaje mítico lanza gritos semejantes al de las lechuzas.
El rey de la noche gira su cabeza hacia ambos lados hasta lograr un barrido visual de 280 grados.
"Engendro demoniaco de la noche", "vigilante infernal en la noche de Walpurgis", avalaron la destrucción cercana a la totalidad de este eslabón en la cadena de vida de los bosques que sintetiza el trágico desarrollo de la humanidad en el irreflexivo temor humano, su cercana extinción.

José Manuel López Castro.
(Publicado en el semanario MiAmbiente número 413 del 10 de agosto de 2003)

sábado, 16 de enero de 2010

De la memoria
Vinílica sobre cartulina
34.8 x 52.4 centímetros.

lunes, 11 de enero de 2010

Tercio y final
Vinílica sobre cartulina
19 x 20 centímetros.
Toro
Óleo sobre masonite
29.5 x 39.5 centímetros.
Toro
Vinílica sobre cartulina
45 x 60 centímetros.
Toro y niño
Óleo sobre tela
45 x 60 centímetros.
Toro
Óleo osbre tela
60 x 45 centímetros.
La boda
Óleo sobre tela
60 x 50 centímetros.

Un presente
Óleo sobre tela en cartón
40 x 19 centímetros.
Huapango
Óleo sobre tela
60 x 70 centímetros.
Lago de cisnes
Óleo sobre tela
60 x 80 centímetros.

Trabajo reproducido en la portada de "El Universal" (zona norte) del 20 de febrero de 1998 con motivo de la exposición "Obsesiones", en el Salón del Pueblo del Palacio Municipal de Tlalnepantla, Estado de México.

sábado, 2 de enero de 2010

Caballo en las rocas
Acrílica sobre cartón
18.8 x 13.6 centímetros