jueves, 15 de febrero de 2018

Canciones del Íntimo decoro



             


El viejo pozo de mi vieja casa
sobre cuyo brocal mi infancia tantas veces
se clavaba de codos, buscando el vaticinio
de la tortuga, o bien el iris de los peces,
es un compendio de ilusión
y de históricas pequeñeces…

El viejo pozo.
(Zozobra, 1919,)


Ya son poco más de diez años que el recordado periodista Humberto Matalí Hernández, acucioso colegial en la vida y obra de Ramón López Velarde 1 me obsequió un disco con poca difusión y, por lo tanto, cercano al término “para coleccionistas”: un Lp (331/3 revoluciones por minuto) titulado Canciones del Íntimo decoro,  homenaje al poeta jerezano con la musicalización de doce de sus poemas interpretados por diez artistas de disciplinas musicales diferentes y hasta divergentes, fechado en el año de 1988. Valga recordar que esas dos palabras surgen del proemio de la repetida, manoseada  “Suave Patria” de López Velarde (“Yo que sólo canté de la exquisita / partitura del íntimo decoro…”), reclamada al olvido en los festejos de cohetería, incomprendida y expuesta con sonsonete que anula los signos de puntuación debidos. 2 De la “Suave Patria” hay una versión  disponible en youtube en el cual, desafortunadamente, sin los créditos correspondientes, la pulcra dicción de don Juan Stack ―sin gola ni estrépitos― da al poema el tono a la vez natural, introspectivo y otro tanto doliente de lo pasajero y añorado, cuenta ―por si algo faltara―, con la presentación en la voz de Rita Abreu. 3

1.- Daniel Tuchmann, Mi Villa (Si yo jamás hubiera salido de mi villa /  con una santa esposa tendría refrigerio / de conocer el mundo por un hemisferio. // Tendría entre corceles y aperos de labranza, / a Ella, como octava Bienaventuranza…). 2.- (Carlos Díaz) Caito, Nuestras vidas son péndulos (¿Dónde estará la niña / que en aquel lugarejo / una noche de baile / me habló de sus deseos / de viajar, y me dijo / su tedio?). 3.- Óscar Chávez, No me condenes (Yo tuve, en tierra adentro, una novia muy pobre; / ojos inusitados de sulfato de cobre. / Llamábase María; vivía en un suburbio, / y no hubo entre nosotros ni sombra de disturbio…). 4.- Margie Bermejo, El piano de Genoveva (Piano llorón de Genoveva, doliente piano / que en tus teclas resumes de la vida el arcano; / piano llorón, tus teclas son blancas y son negras, / como mis días negros, como mis blancas horas…). 5.- Guillermo Briseño, Tardes (Tierra  mojada…) (Tierra mojada de las tardes liquidas / en que la lluvia cuchichea / y en que se reblandecen las señoritas, bajo / el redoble del agua en la azotea…). 6.- Marcial Alejandro, Si soltera agonizas (…  Ante la luz de tu alma y de tu tez / fui tan maravillosamente casto / cual si me embalsamara la vejez…). 7.- David Haro, Y pensar que pudimos… (Y pensar que extraviamos / la senda milagrosa / en que se hubiera abierto / nuestra ilusión, como perenne rosa… // Y pensar que pudimos enlazar nuestras manos / y apurar en un beso / la comunión de fértiles veranos…). 8.- Eugenia León, Fuensanta (Tú no eres en mi huerto la pagana / rosa de los ardores juveniles; / te quise como a una dulce hermana. // y gozoso dejé mis quince abriles / cual un ramo de flores de pureza / entre tus manos blancas y gentiles…). 9.- Guillermo Briseño, En mi pecho feliz (No he buscado poder ni metal, / mas viví en una marcha nupcial… / Me parece que por amar tanto, / voy bebiendo una copa de espanto. // Claroscuro de noche y de día; / corazón y cabeza y hombría, / los tres nudos que tiene mi ser / a la buena y la mala mujer…). 10.- Betsy Pecanins, La saltapared (Volando del vértice / del mal y del bien, / es independiente / la saltapared. // Y su principado, / la ermita que fue / granero después…). 11.- Óscar Chávez, Muerta (Por débil y pequeña / oh flor del paraíso, / cabías en el vértice / del corazón en fiesta que te quiso. // Salíamos al campo / y tu cuerpo minúsculo / se destacaba airoso / en la grana y el oro del crepúsculo…). 12.- Pepe Elorza, El Son del corazón (Una música intima no  cesa, / porque transida en un abrazo de oro / la Caridad con el Amor se besa. // ¿Oyes el diapasón del corazón? / Oye en su nota múltiple el estrepito / de los que fueron y de los que son…); quienes en diferentes cortes reciben el apoyo musical de: Hebe Rosell, Delfor Sombra (Sombrita), Jaime M. Villarreal, el Grupo Tránsito y Eduardo Langange (sin especificar cuál fue la participación de este poeta).
ab
Para Humberto Matalí Hernández, los múltiples amigos jerezanos y para las jerezanas ―que nombrarlos uno a una sería un ejercicio agotador y omitir un nombre ofensa que ninguno merece― cuyo trato personal resulta todavía un refrescante recuerdo. A ellas y ellos ¡gracias! por la oportunidad de enriquecer la experiencia personal en aquellos días de marzo (Foyer del Teatro Hinojosa en Jerez, Zacatecas) y junio (en “La Ciudadela del Arte” en Zacatecas, Zacatecas) del 2008, cuando las inquietudes culturales y de difusión de los valores de la tierra adoptada por el amigo y arquitecto Rafael Monsalvo Martínez propició nuestra presencia en las tierras zacatecanas y la lectura del texto “El sueño de la inocencia” (título que acerca al poema velardiano ―en voz del propio autor, Humberto Matalí―) a manera de presentación para la exposición pictórica “La Villa del perro de San Roque”:

    …
          ¡Oh, Rabí, si te dignas, está bien que me orientes:
          he besado mil bocas, pero besé cien frentes!

          Mi voluntad es labio y mi beso es el rito…
          ¡Oh, Rabí, si te dignas, bien está que me encauses;
          como el can de San Roque, ha estado mi apetito
con la vista en el cielo y la antorcha en las fauces! 4



Sin afán de evangelizar, con respecto al disco mencionado ―o una reducción irrespetuosa―, quizá tres o cinco de los aportes merecieran mejor suerte a la de quedar como documento de un esfuerzo vano para acercar la obra del jerezano a una mayor cantidad de lectores juiciosos. Cosas de la vida y de los empeños frustrados.



Notas:

1.- En la Enciclopedia de la Literatura en México queda asentado el nombre completo del poeta nacido en Jerez de Salinas, Zacatecas el 15 de junio de 1888 y fallecido en la Ciudad de México el 19 de junio de 1921: José Ramón Modesto López Velarde Berumen elem.mx Visitado el 11 de febrero del 2018.

2.- Recomendable es una visita a don Hugo Gutiérrez Vega. Ramón López Velarde. Nota introductoria para Material de Lectura, número 49, Serie Poesía Moderna. materialdelectura.unam.mx Visitado el 2 de febrero del 2018: Nota introductoria. “Es Ramón López Velarde un escritor que ha sufrido los embates de una crítica pequeña que, para poder asirlo, se ha obstinado en empequeñecerlo…”

3.- asiesjerez.com o en bing.com Periódico Imagen de Zacatecas.

4.- Fragmentos tomados de Colección de Escritores Mexicanos. Ramón López Velarde. Poesías Completas y El Minutero. Editorial Porrúa, S. A. de C. V. Décima Edición, 2000.

jueves, 25 de enero de 2018

Peñón alado





Para Leonardo

No necesitamos una sarta de argumentos para afirmar que éste no es el mejor espacio para seres como tú ¿acaso lo fue antes? ¿eventualmente lo será en el futuro cercano? El sentido de las palabras que hoy nos son preciosas poco significará para ti. No reproches el fracaso de quienes te antecedimos, intentamos con el máximo esfuerzo mejorar lo recibido y entendimos tardíamente, cuando ya el cabello blanquecino ralea, unos malos costurones hienden el rostro y la sonrisa es una maligna replica de alegría, que los “viejos” no estaban tan equivocados, que sus poetas no eran insulsos ni sus palabras vacuas, que quizá fuimos obstinados pero jamás estúpidos, que supusimos fuerzas que no poseíamos y que nuestras canciones no fueron del todo infructuosas: solo elevamos una cometa en donde el viento no era favorable.
En el transcurso de las oportunidades cotidianas la humanidad derrumba toda afirmación positiva y arrastra en su violencia lo mejor que viene con cada sonrisa renovada y aun cuando naufragamos vergonzosamente, intentábamos “un mejor mundo” para las posteriores generaciones. Por ignorancia transformamos un mundo de oportunidades en estercolero, mendigamos con impudicia el cariño ajeno cuando negamos el propio; la inseparable prisa para ser lo que está fuera de nuestro alcance negó la búsqueda de las emociones inadecuadas: la felicidad, la sabiduría, la eternidad; lejanas e imposibles pero dignas de buscar.
                Intentamos vanamente dejar por herencia algo mejor a lo recibido, fracasamos en mucho y triunfamos mínimamente y si fue exiguo nos alcanza para reconciliarnos con tu futuro, para afirmar que sumadas nuestras menguadas fuerzas todavía no está todo perdido. No quedaba en nuestras manos el poder transformador para tu mejor estancia, lejanas parecen las ideas que todavía pulsan en la cabeza en favor de sanear lo que por generaciones descuidamos. Que sea este Mundo hospitalario contigo, que en él encuentres el aliento para amar y ser amado, para una vida tranquila y con ella brindar tranquilidad, que sepas diferenciar entre lo detestable y lo trascendental, lo apetitoso de lo malsano: que encuentres la felicidad merecida a todo bienaventurado hijo de la Vida; que encuentres un Peñón alado en donde descansar de las preocupaciones cotidianas y un poema propio que te diga quién eres y para qué eres, que en ese Peñón alado reine  un agitar de alas en libertad sin necesidad de recibir el beneplácito de nadie, porque al final, la felicidad, la sabiduría, la eternidad, esos imposibles para el ser humano merecen el tesón.
                Ama cuanto puedas, disfruta según tus merecimientos y sensibilidad, goza los fortuitos días de dicha, cuida el fantástico Peñón alado, ese refugio para los hijos de un ideal desairado. Tuyo será el Peñón alado, solo tuyo el goce de compartirlo con quienes como tú anhelen lo imposible: la Felicidad, la Sabiduría, la Eternidad. Que el arrepentimiento no sea dolor ni llegue cuando el cabello blanquecino te sorprenda descuidado y el reguero de zurcidos malhechos te recuerde a quienes intentamos una mínima expresión de alegría frente a tu sonrisa ¡Bienaventurado tú, dueño del Peñón alado!

A salvo de la lluvia



 

A salvo de la lluvia

Victor Manuel López Wario

Ignoradas las banquetas abrillantadas por la lluvia, velado el resplandor del sol por las deslucidas nubes y el cortinaje discreto en las ventanas, dos estruendos marcaron el inicio del día, dos voces trémulas buscaban el aliento ajeno para co-fundir la debilidad personal en la dejadez del otro. La lluvia pertinaz en los cristales ahogaba la precariedad de las palabras para guardarlas bajo la almohada arrinconada; en los ojos la luminosidad del trueno sondeaba en las pupilas aletargadas.
Las manos de uno evadían el auxilio ajeno en búsqueda de otro derrotero; la bienaventurada penumbra desdibujaba la figura enfrentada para no sucumbir al poderío de una mirada que pedía más sin reprimir el estremecimiento pospuesto por tantas veces y que en ese momento burlaba todo límite. Oyen sin escuchar una voz susurrante en la intensidad de un discurso silente madurado entre sueños y las desesperantes promesas de consumación.
Un poco del viento frio y húmedo alcanzaba los anhelos para ocultar en aquel hombro una lágrima evadida y el temblor en cada uno con el pretexto del impacto externo, ya no faltaba la canción de dos en el ajuste de las respiraciones en la confusión de un vaho en el hálito enfrentado. Poco a poco la negación declinó, la mudez empañó las palabras y de suspiro en gemido cada uno tomó del otro lo que hasta ahí fuera oculto, anhelado. Una caricia preludió la oleada, un abrazo cubrió el espacio de las prendas extraviadas para dos ritmos en inseparable identidad.
La lluvia velaba el espacio de un lucero; el abandono descendía al ritmo de la corriente junto a las banquetas, no habría falsía cuando la disposición era recíproca, cuando los dos al mismo tiempo imploraran ¡sí! Jamás fue lo mismo, nunca será igual.
Si hasta ahí el acento transcurrió de la flaqueza a la aceptación, si acudió la sabiduría ancestral para tutelar la novatez, el tiempo de sueños terminó para unificar, trémulos, el calor dividido. Borrados los recuerdos de pecados anteriores (turbulencias transformadas en brisas olvidadas) ¿para qué jurar lo que carece de pasado? Si hubiera dudas ésto no sería una realidad a cubierto de la lluvia, un amanecer nubloso sin el lucero que avalara aquel saber.