Una paloma en el mediodía primaveral.
Obnubilada de sol tras recorrer los tres estadios --el del cuervo, el del pelícano y el encomendado a su imagen-- agita sus alas adoloridas. Desde la sima oscura y pestilente hasta la cumbre luminosa. hinchada la vista con figuraciones nuevas, las miserias pierden su ensoñación esclavizante.
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